Brownies de jengi-limón.

¿Otra versión?  Sí, ya sabéis que me encanta “retorcer” una receta y sacarle todo el jugo que pueda dar, y la de brownies de choco blanco da mucho de sí.  Sobre todo con los chocolates de sabores Callebaut.  Para celebrarlo, en todos los pedidos que hagáis a “La Tartienda” llevaréis una muestra para que los vayáis probando (hay 3 sabores: fresa, limón y naranja y los tres son deliciosos).

En concreto, esta receta usa el choco de limón, con un poco de jengibre confitado (de venta en herbolarios, algunas teterías y en tiendas de productos dietéticos u orientales y algunas confiterías).

Haz clic en la imagen para verla en grande

Están riquísimos y son bastante exóticos.  Recién hechos son una auténtica delicia: tiernecitos y jugosos.

Haz clic en la foto para verla más grande.

Pero fotogénicos, lo que se dice fotogénicos…  Peores que las torrijas.  Con ese color verde “azombilao” es que no había forma de que se vieran bien ni salieran favorecidos.  No sé cómo se las apañaría la familia de Frankestein con las fotos de Navidad y del colegio del nene en cuestión, porque me imagino la piel del pequeño “Frankie” de un tono bastante parecido y sus fotógrafos tuvieron que sudar tinta china.  Ay, no calla, que a Frankie lo crearon de mayor.  Menos mal.  Total, que por mucho que intente yo hacer fotos según el estilismo tan de moda, al final acabo siendo yo misma y apañándomelas con cosas carísimas y supermodernas (a la sazón, servilletas del IKEA: rosas de fondo y moradas cortadas en tiritas para rellenar la imagen, que quedaba muy sosa, y encima voy y os lo cuento…  Si es que no tengo vergüenza alguna).  Pero bueno, por fin logré que se vieran un poco presentables.  “In extremis” eso sí, porque si tardo cinco minutos más en sacar algo decente, los brownies habrían salido volando por la ventana.

Helos aquilos.

Haz clic en la foto para verla más grande.

La receta y el procedimiento, a estas alturas del blog os lo sabréis de memoria, que no sé ya cuántas versiones habré hecho con ella.  Pero aún así, ahí va:

Necesitarás los siguientes ingredientes y “cacharritos”:
Un molde para brownies
una hoja de papel antiadherente (del Mercadona por ejemplo) para hacer una cajita o bien dobla la receta porque es poca masa para el molde.
220 g de chocolate de limón Callebaut
90 g de mantequilla
2 huevos
60 g de azúcar
130 g de azúcar
2 cucharadas bien colmadas de jengibre confitado troceado
nueces picadas a tu gusto (un puñadito o dos)

Precalienta el horno a 180ºC y prepara el molde.  Como es poca masa para el molde que tengo, suelo preparar una cajita de papel que luego viene muy bien para transportar el brownie ya hecho.  Como las de los sobaos pasiegos.  Otra opción es que hagas el doble de masa y forres el molde de papel.  En ese caso, ten en cuenta que el tiempo de horneado subirá un poco.

Tienes el paso a paso con fotos (aunque con choco de fresa) aquí.  En un cazo al fuego derrite la mantequilla con la mitad del chocolate, con cuidado de que nada se queme.  Cuando todo esté bien fundido e integrado, retira el cazo del fuego y echa el resto del chocolate.  Deja que coja un poco el calor del conjunto y remueve hasta que tengas una masa uniforme.

Aparte, bate los huevos con el azúcar hasta que estén bien espumosos, hayan aumentado mucho su volumen y aclarado su color.  Incorpora la mezcla de choco y mantequilla (se irá derechita al fondo) y remueve con cuidado para perder la menor cantidad posible del aire contenido en la espuma de huevo y azúcar.

Por último, incorpora la harina, remueve lo justo para que se mezcle y añade los “tropezones” (el jengibre y las nueces), removiendo también lo justo para que se repartan bien.

Haz clic en la imagen para verla más grande.

Echa la masa en el molde y hornéala unos 20 minutos.  No te distraigas y quédate pendiente del horno pues deben quedar más bien cruditos para que estén tan jugosos como en la segunda foto.  Para ello, en cuanto los saques del horno sumerge el molde en un baño de agua helada, para parar la cocción.

Deja que reposen un poco en el molde antes de moverlos pues son tan tiernos que se pueden romper con facilidad.  Si los comes templaditos están mucho más jugosos.  Si los comes ya fríos, como ves en las fotos se parecen un poco a un fudge pero están también buenísimos, con los sabores más mezclados y asentados.

No sabía cómo decorarlos así que simplemente fundí un poco de choco de limon y se lo eché por encima, añadí unas nueces picadas más y los corté en cuadraditos.  Tienen un sabor muy diferente y un original toque picante gracias al jengibre.  ¿Te atreves a probar?

 

Haz clic en la imagen para verla en grande.

6 thoughts on “Brownies de jengi-limón.

  1. Que bocado, yo me comería ahora mismo alguno, la verdad que de vista te han quedo estupendos, muy originales y seguro que con tu experiencia muy ricos!!! Un abrazo!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.