El helado más fácil del mundo: sólo dos ingredientes y no necesita heladera. Bueno, no necesita máquina para hacer helados, claro; congelador sí que necesita (que sé que en iberoamérica nos leen y creo que allí al congelador se le llama heladera).
INGREDIENTES: Nata para montar y leche condensada en proporción volumétrica 2 a 1 (siempre doble de nata que de leche condensada y siempre en volumen, no en peso).
La ventaja de usar una proporción en volumen es que puedes controlar perfectamente la cantidad de helado que haces:
– si quieres hacer helado “sólo para ti” puedes usar un par de vasos de chupito de nata y un vaso de chupito de leche condensada (lo más difícil será montarlo todo por el escaso volumen, pero poderse, se puede)
– si quieres hacer helado “a lo bestia” puedes usar un litro de nata y medio litro de leche condensada (y montarlo en una hormigonera jajajajaja). Perdón. Seriedad. Ejem!
La elaboración tampoco puede ser más sencilla:
– pones en un bol la nata (mejor fría) y la leche condensada y lo bates todo con las varillas hasta que monte (mejor si son mecánicas o si utilizas una batidora de pie tipo KitchenAid, que a mano te puedes dejar los brazos en el proceso)
– lo pasas al molde o los moldes de tu elección y lo metes al congelador hasta que esté firme (mínimo 4-6 horas o mejor toda la noche; dependerá de si utilizas un molde más plano, tipo estos moldes para helados caseros o si lo pones todo en un molde más grande).
Aparte de estos dos ingredientes puedes jugar con los sabores que quieras añadiendo sabor con vainilla y/o: cacao en polvo, migas de bizcocho o de galleta, café soluble, aromas en pasta varios, frutas troceadas, pasas maceradas en ron, trocitos de almendra o de otros frutos secos… Lo que te apetezca, siempre que no sea demasiado líquido para que no te estropee la gracia de este helado, que está realmente en la textura.
Personalmente, de todas las que he probado la que más me convence es la de café (no tienes más que añadir café soluble -o Eko en mi caso- en la proporción que te guste) porque es amargo y compensa un poco la leche condensada.
El más divertido que he visto es este helado “cookie monster” (monstruo de las galletas):
que únicamente añade a nuestra mezcla básica un poco de vainilla, colorante en gel azul de Wilton y trocitos de galleta (cookies de chocolate y oreos). Aquí lo elaboran de forma distinta: primero montan la nata y luego incorporan con cuidado la leche condensada, lo puedes hacer como quieras. (Ya sé que hablan en inglés, pero el colorante, la vainilla y los trocitos de chocolate son la única diferencia y las imágenes hablan por sí solas).
Este es el sitio donde enconté la receta originalmente, en un video con 3 ejemplos: https://www.tastemade.com/videos/no-churn-ice-cream-three-ways
Aquí tenéis algunos más. También montan primero la nata, añaden luego la leche condensada y hay 4 variedades: con trocitos de fresa, con zumo de maracuyá y trocitos de mango, de coco con leche de coco y copos de coco tostado y de cacao y dulce de leche.
A ver, ya lo sé, no es que el invento sea light precisamente… Tiene una tupa de calorías que te pueden dejar helado si te pones a pensar, pero es tan fácil de hacer y queda tan cremoso que oye, para darse un capricho viene muy ricamente. ¿O tal vez no? Bueno, siempre puedes recurrir a congelarte un zumo, que es más sano y ligero… O a meterte tú mismo en el congelador, que eso no supone ingesta calórica sino más bien gasto… 😛
Como la mezcla base es taaaaan cremosa, se maneja genial nada más sacarla del congelador y no necesitas dejarla a temperatura ambiente para hacer bolas de helado o lo que quieras. He visto muchas variaciones con puré de frutas e incluso con café de cafetera (líquido total) y sigue pareciendo cremoso, así que imagino que se podrá rebajar con yogur, por ejemplo, para que resulte menos calórico.
Contadme vuestros resultados si experimentáis, porfa, que esto del “potingueo” y el tuneado me encanta. 😉
